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Siempre le agradezco
a Dios por tu vida y porque eres muy
especial para mí, por tantos momentos de angustias que hemos pasado y siempre
has estado a mi lado.
Y no existe nada más fuerte que una amistad verdadera, no hay nadie que
puede derribarla, no hay nadie que pueda destrozarla, pero todo esto es posible
cuando una amistad es fuerte y
verdadera.
Gracias por hacerme sonreír en momentos difíciles,
cuando nada ni nadie puede consolarme, pero llegas tu a sacarme una sonrisa, gracias infinitamente por tus amistad.
Cada vez que hacemos un nuevo amigo, nuestra vida se renueva, nuestras anécdotas se incrementan,
nuestro circulo afectuoso también. Cuando una nueva
persona entra en nuestras vidas, siempre sea
para mejor, realza nuestro amor, nuestra compasión y el resto de las amistades, porque al juntar las nuevas amistades con las anteriores,
se puede ver y sentir esa hermosa energía fluir entre el grupo, siempre y cuando
se lleven todos de la mejor manera.
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