Nuestro Dios, también hablo sobre los amigos y
claro muy sabiamente. Son mejores dos, porque cuando caemos ese amigo que es como un hermano te da la
mano y te levanta de dónde has caído.
Está ahí para ayudarte, animarte, etc. Pero
nunca te abandona; y dice pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no
habrá segundo que lo levante.
El que vive solo, sin un amigo quien lo levantara? Si nos damos
cuenta Jesucristo, vio la necesidad de
tener un amigo para levantarlos cuando caemos y apoyarnos.
Es por eso que si tenemos a ese amigo o amiga que está ahí siempre levantándote cuando caes, que está
ahí siempre que te sientes agobiado, que está ahí siempre que estas bajo la
tormenta y te da su abrigo por que la tormenta es fuerte y la noche helada. Cuídala,
estímala, aprecia ese amigo que Dios
te ha puesto en tu camino para que te haga compañía en todo momento y recuerda que al amigo es como un hermano.
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